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31 de enero de 2008

"Pintamos en el lienzo más caro"


Entrevista a Stefano Alcántara

A los 17 cambió los pinceles por las agujas. Pudo 'romperla' de diseñador gráfico pero el reto de pintar la piel lo sedujo más. Con el tiempo se especializó en retratos. Le salió un Frankenstein y una Marilyn. El Chavo del Ocho y El Principito. Maradona y Bob Marley. Jesucristo. Luego de tener dos locales y trabajar con un selecto grupo de artistas del tatuaje en Lima, acaba de viajar a Estados Unidos para inaugurar su tercer estudio. También reclutará a los mejores de allá.
Tiene 14 años en el mercado y su equipo de artistas no llega a 10.



¿Cómo crece una empresa de tatuajes?
Es que el crecimiento no va por el lado del número de trabajadores, va por el lado del talento, los años de experiencia, el reconocimiento, y por el hecho de que ese reconocimiento permite elevar los precios.

Ahora su nombre es su marca.
Exactamente. La gente confía más en ti y piden un trabajo más específico, más elaborado.
¿Cómo selecciona a su equipo?Agregar nuevos artistas a mi tienda tomó tiempo. Al comienzo estuve 3 años solo.

¿Cómo distribuye las ganancias con ellos?
Cada artista es independiente, tiene sus clientes y un porcentaje de cada trabajo va para la empresa.

¿Cuál es la temporada más alta?
Noviembre es una época especialmente fuerte, es como el gimnasio, la gente se acuerda que tiene cuerpo cuando se acerca el verano.

¿Qué estilos se manejan?
El tatuaje es tan amplio que los estilos son muy particulares. Por ejemplo, yo soy diseñador gráfico, otros vienen de Bellas Artes y cada uno tiene su forma de tatuar, su acabado final.


¿Y los que quieren el diseño de una plantilla?
Siempre recomendamos que cada diseño tenga un toque propio. Y cuando traen algún boceto poco elaborado, tratamos de mejorarlo.




¿Recuerda cuál fue el primer tatuaje que hizo?
Por supuesto. Fue una piraña pequeña en el tobillo de un amigo.

¿Cuando comenzó su gusto por tatuar?
Apenas terminé el colegio, entré al IPP, al área de diseño gráfico. Un amigo llevó una revista de tatuajes. Yo tenía 17 años y me sorprendió el acabado que podrías alcanzar tatuando y me dije: yo lo tengo que hacer.

¿Nunca había visto un tatuaje?
Yo era el chico que iba de su casa al colegio y nada más, le había visto un tatuaje al cobrador de la combi, pero era muy lineal. En cambio estos eran pinturas. Me decidí a hacerlo como una forma de expresión de arte, solo una vez. Pero como era tan complicado, tuve que meterme muy bien para aprender.

Y le gustó.
Sí. Como dice un amigo, somos artistas que pintamos en el lienzo más caro del mundo. Pero acá, tienes una reacción de tu lienzo.

¿Siempre le preguntan si duele?
Sí, pero no a todas las personas les es doloroso, a algunos les da cosquillas, otros se quedan dormidos.


¿Su primer tatuaje?
A los 17, ni bien comencé a tatuar quise hacerme uno para saber lo que se sentía.

¿Y al principio, cómo conseguía a sus clientes?
Trabajaba en mi casa, les pasaba mis tarjetas a clientes y amigos y me recomendaban. La mejor publicidad era mi trabajo.

¿Cuándo dejó de ser un pasatiempo?
Cuando me acerqué a mi jefe (de una agencia de publicidad) y le dije: voy a abrir mi estudio de tatuajes. Me preguntó: ¿Estás seguro?

¿Qué le respondió?
Que sí, porque hacía más dinero en un fin de semana allí que en todo un mes trabajando. Pero cuando abrí mi estudio no era conocido y fue difícil.

¿Ha cambiado el perfil de sus clientes?
Sí. Antes era gente más joven, estudiantes. Ahora mi público es mayor porque, por el nivel de trabajo del estudio, quizás los costos son un poco más elevados. En el estudio de La Molina, casi el 80% de clientes son adultos de 27 a 35 años.

También abrió un estudio en Miraflores.
Hace 2 años quería abrir un nuevo local pero no quería que compitiera con el primero, entonces lo abrí en sociedad con un salón de belleza. En Miraflores el perfil es más juvenil. Yo lo veo como una especie de siembra en otra generación que todavía no se puede tatuar, pero que le está perdiendo el miedo.

¿Por qué se va a Florida?
Ya tengo un equipo de mucha confianza que trabaja acá y abrir un estudio afuera era una necesidad. Desde hace unos años yo estaba la mitad del año afuera, tatuando. Iba a convenciones, a estudios de amigos y, cuando llegaba, ya tenía una fila de clientes esperándome.
Ahora he alquilado un local en Fort Lauderdale para tener mi espacio, pero también llamaré a tatuadores de allá.

¿Cuál es el mercado que tiene allá?
Muchos son latinos, pero la diferencia es que yo comencé de cero aquí, pero allá, yo estoy llegando en otro nivel y mis costos son mucho más elevados. Yo cobro allá, en mi especialidad que son los retratos y el realismo puro, de US$500 a US$700, mínimo.

¿Por qué retratos?
Creo que la primera vez que me atreví a hacer un retrato fue uno de los momentos más difíciles, ya que no puede haber un error. Una vez que vencí el miedo y vi que lo podía hacer, ahora eso es lo que prefiero.
Hasta hay gente que se ha tatuado la huella del pie de un recién nacido De todo. Casi siempre me confiesan sus razones. La gente se abre totalmente en el momento del tatuaje. Alguien que deja que le marques su piel de por vida, está confiando en ti.

¿Cada tatuaje viene con su historia?
Algunos tatuajes solo son estéticos, pero otros tienen un fondo más serio y emocional, ya sea por la muerte de un familiar, por el nacimiento de un hijo. El año pasado estuve en la convención de motociclistas de Harley Davidson más grande de EE.UU. y mi primer tatuaje fue a una persona de 85 años. Yo le pregunté si era su primer tatuaje y me dijo: "Sí, he empezado tarde, pero recién estoy comenzando".

¿Alguna vez se negó a hacer un tatuaje?
Un par de veces, por temas que para mí no eran correctos.

¿Cómo qué temas?
Una svástica o símbolos que creo pueden traer problemas más adelante. Si quien viene aquí no sabe lo que significa, me rehúso a hacerlo porque sé que luego se va a arrepentir. Además, si veo que alguien no está seguro de hacerse un tatuaje, le digo que no lo haga. No soy un vendedor de tatuajes.

¿Y la gente sigue tatuándose el nombre de su pareja?
Sí. Pero se le advierte que se corre un riesgo. Todos los especialistas saben que tatuarse el nombre de la pareja da mala suerte, sería lindo que no sea así, pero la experiencia lo confirma. Es triste, pero el tatuaje dura más que el amor.


LA FICHA

Nombre: Stefano Alcántara
Edad: 31 años
Cargo: gerente general
Organización: Stefano's Tattoo realiza tatuajes artísticos y body piercings.
Cuenta con dos estudios en Lima (La Molina y Miraflores) y este mes abrirá el tercero en Florida, EE.UU.






Extraído de diario El Comercio el 27 de enero de 2008 por Vanessa Antúnez de la Vega

1 comentarios:

Anónimo dijo...

hola son lo maximo me encanta las producciones q hacen ,ahhhhhhhhh deceo saber la direccion ond comprar x mayor

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