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1 de abril de 2008

Peruko Ccopacatty. El gran escultor aymara

Con su esposa


Partió a Estados Unidos en 1981. Desde entonces ha expuesto y trabajado casi ininterrupidamente. Escultor de grandes formatos, muralista, el artista aimara Peruko Ccopacatty, Premio 2003 de las Naciones Unidas para el Arte, desarrolla –y representa– una constante difusión de la cultura peruana, aquella que el mundo espera.

Chasquis en carrera, animales en pelea a muerte durante el Yawar Fiesta, familias de los Andes y campesinos empuñando arados. Músicos ancestrales, caballos, guerreros en avanzada, madres e hijos, escenas de unión humana y seres que vuelan hacia el Sol. Éste es el mundo de un artista aimara.
De las pequeñas islas en medio del lago Titicaca a Rhode Island. “Mi nombre es Ccopacatty y hablo el lenguaje de los Incas.” Y en el camino, un avanzar con mucho esfuerzo. “Soy de los Andes del Perú, del secreto lago que formó nuestra historia”.


Peruko Ccopacatty, nacido en 1946, egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima en la década de 1970, graduándose con medalla de oro. Era una época en la cual era ya considerable el número de escultores: Alberto Guzmán, Herman Piscoya, Joel Meneses, Amelia Weiss, sólo por citar algunos de dicha escuela. No olvidemos que el Perú ha sido y es un país rico en experiencias escultóricas.
En 1981, Ccopacatty emigró hacia Estados Unidos. Llegó a Nueva York, allí donde brilla la monumentalidad de las piezas de Calder o Dubufett; allí, a la cuna del minimalismo surgido en la aún reciente dácada de 1970 y escenario de sus diversas ramas como el op art, la escultura cinética, etcétera.


La verdad bien construida
Peruko hizo notar su presencia en diversos círculos norteamericanos debido, en gran medida, a que provenía de una tradición estética totalmente diferente. Al igual que otros artistas que dejaron el suelo patrio, hacerse de un nombre dependía del talento demostrado o, del talento y el buen uso de un discurso que a la larga aglutine una exótica presentación junto a la realidad más mitológica.


Afirma que dejó su hogar a los 10 años; que aprendió el español ya mayorcito; que fue pastor; que apreció el arte por primera vez por medio de su madre, una tejedora; que fue ayudante de camioneros; que caminó cientos de kilometros hacia Lima para recibir clases, etcétera.
Ccopaccatty es un ejemplo resaltante de cómo en el Perú contemporáneo la lucha del pueblo indígena y campesino continúa siendo por integrarse y superar los muros de la discriminación y de la incomunicación. Nuestro artista no optó por dejar atrás aquellos elementos que, para muchos, serían un motivo para sentirse encasillados como seres “inferiores”. Sus particularidades culturales le valieron para levantar un puente entre su región y el resto del mundo.
Él es ese puente y, por ello, actúa como tal. “Los mensajeros incas (chasquis) y yo viajamos juntos brindando un mensaje proveniente de mi antigua tierra para hacer notar al mundo de nuestra cultura, nuestra música y la monumentalidad de nuestros logros. Para mí, el mensaje del imperio inca se mantiene vivo”, responde habitualmente cuando es entrevistado por la prensa estadounidense. Peruko no viajó para cambiar de cultura, sino, como muchos otros, para vivir válidamente de ella.


Carrera provechosa
Durante todos estos años de ausencia, Ccopacatty se ha hecho merecedor de diversos galardones entre ellos, uno otorgado por las Naciones Unidas y que recayera anteriormente en Arthur Miller, Norman Mailer, Gloria Steinem o Mikhail Gorbachev– y representa para diversos movimientos de reinvidicación indígena el victorioso sincretismo de la sapiencia aimara con el mundo moderno.

Ccopacatty ha demostrado que no es necesario pertener a la “alta cultura” para acceder a ella y ser parte del arte contemporáneo. Actualmente, mantiene dos estudios en Rhode Island, uno en West Kingston, y otro en Block Island, donde posee también una galería.
Desde su llegada a Estados Unidos, ha expuesto de manera intensa en diversas ciudades e instalado grandes esculturas y murales en colegios, universidades, parques de esculturas y edificios municipales.
Ha sido recientemente uno de los cinco escultores seleccionados por el Departamento de Arte y Escultura del Montgomery College de Rockville, Maryland, para exhibir su obra gigante “Corredores”. Ccopacatty fue también designado miembro de la Sociedad Nacional de Muralistas en Nueva York.
En nuestro país podemos ver un mural suyo en el Departamento de Salud del Hospital Dos de Mayo y otro en el frontis de la biblioteca de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno.
“Mi trabajo representa el drama humano universal”, explica en una de sus entrevistas. “Si escogí el metal es porque soy un hombre de acero, además, mi ancestral sociedad también trabajó el metal. Los incas eran artistas y ésa es mi inspiración.”



Desde su arribo a la potencia del norte, afirmó un crítico, la obra de Ccopacatty incrementó una sensación palpable de fuerza, dinamismo y tensión basada en el material, el concepto y el tamaño. Ello gracias a que dentro de los elementos mencionados, se evidencia continuidad en su obra y un hilo conductor desde el punto de vista de contenido basado en sus raíces andinas.
Pero lo que finalmente nos permite reconocer que se trata de un artista sabedor de su oficio, es confirmar, al ver su trabajo, que la simplicidad resulta ser un reto estético que se puede asumir con éxito.

4 comentarios:

millard dijo...

hola yo soy de puno y me gusta como ccpacatty se volvio escutor las hiso con todas las de la ley bien meresido ya estare algun dia con el, yo estoy en el preceso de ser escultor y yo tampoco dare un paso para atras bueno gracias por todo,,,,,,, millard

Aldo Neira dijo...

Saludo hermano colla siempre escuche hablar de vos a Martín Gomes por citar seguiré tus pasos como escultor vivo en Cusco

Unknown dijo...

Que interesante

Unknown dijo...

Muy interesante tuve q investigar a este artista. No me dieron nombre completo porque pensaban q era un apodo pero al fin lo encontré. El destino es grande. Éxitos señor Ccopacatty.

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